Tanto los defensores como los detractores de la modernidad concuerdan en que sus mo
tores son la ciencia y la técnica. Sin embargo, éstas son practicadas por pocos y entendi
das por menos. Para peor, son ampliamente ¡ncomprendidas. Por ejemplo, suele
confundírselas entre sí y atribuírseles todos ios bienes o, al contrario, todos los males de
nuestro tiempo. También ocurre que se las admira pero se las considera artículos suntuarios,
particularmente en los países sübdesarrollados. Son pocos quienes advierten que, por
carecer de ciencia y técnica propias, estos países no se desarrollan en profundidad ni de
manera sostenible.